Aunque aún queda bastante trabajo por hacer, es una realidad que el mundo ha avanzado mucho en cuanto al trato y respeto de los derechos de las niñas. Pese a ello, el hecho de nacer niña o niño determina las oportunidades de una persona para tener acceso a la salud, la educación y la protección.
Actualmente, es mucho mayor el número de niñas que acceden a las escuelas primarias, que son vacunadas durante su infancia y que poseen una calidad de vida idónea en igualdad de condiciones que los niños.
A pesar de ello, el problema se sigue presentando en las adolescentes, que carecen de las mismas oportunidades educativas y laborales que los chicos, y que incluso en numerables ocasiones ven truncado su futuro por un matrimonio no deseado o un embarazo precoz.
De esta forma, es un gran avance que este 2022 conmemoremos el décimo aniversario del Día Internacional de la Niña, una fecha que cada 11 de octubre resuena con el objetivo de dar apoyo a todas las niñas del mundo en defensa de sus derechos y de crear conciencia en la población sobre los desafíos a los que muchas veces tienen que hacer frente solamente por su género.
En esta última década, tanto los gobiernos como los responsables políticos y el público en general se han esforzado para mejorar cuestiones relativas a las niñas, creando un mayor número de oportunidades para que puedan ser escuchadas a nivel mundial. Pese a ello, las inversiones destinadas a los temas referentes a los derechos de las niñas siguen siendo limitadas, lo que conlleva que éstas sigan enfrentándose a múltiples obstáculos para desarrollar su máximo potencial.
Estamos ante una situación que a su vez se ha visto agravada por las constantes crisis del cambio climático, la COVID-19 y los conflictos humanitarios. La pandemia ha reforzado las desigualdades de género, en una realidad donde el desempleo generalizado, la inseguridad económica y las interrupciones de los servicios relacionados con la salud materna, la salud sexual y reproductiva, y la educación han debilitado los sistemas de protección y bienestar en todo el mundo.
Es consecuencia de todo ello, que las niñas sigan enfrentándose a retos en los que respecta a su educación, bienestar físico y mental, así como la protección necesaria para una vida libre de violencia.
Tanto las niñas como las adolescentes tienen derecho a una vida segura, educada y saludable. Hay que seguir luchando para evitar que se conviertan en víctimas de matrimonios forzados antes de cumplir los 18 años de edad, siendo madres a edades muy tempranas, que sufran relaciones sexuales forzadas o que tengan menos probabilidades de ir a la escuela que los niños.
Todo esto es posible si reciben el apoyo efectivo que necesitan, que les permitirá mostrar el potencial que poseen, convirtiéndose en niñas y mujeres empoderadas, trabajadoras y emprendedoras. Están rompiendo los límites y las barreras, los estereotipos y la exclusión. Están creando un mundo que es relevante para ellas y las generaciones futuras.
Por ello, la Agenda 2030 y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), incorporan una hoja de ruta para alcanzar un progreso sostenible que no deje a nadie atrás. En concreto, el ODS 5 pone el foco de atención en lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y niñas.
Solo garantizando los derechos de las mujeres y las niñas llegaremos a la justicia y la inclusión, a economías que funcionen para todos y a mantener nuestro entorno compartido ahora y para las futuras generaciones.
Desde el Departamento de Voluntariado Corporativo de Fundación HazloPosible somos conscientes de que hoy más que nunca, alcanzar la igualdad de género es una cuestión de derechos humanos y una condición previa para lograr un desarrollo sostenible.
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