En los últimos años, la retención de talento humano se ha convertido en una cuestión crucial para las organizaciones. El foco ya no está solo exclusivamente puesto en la atracción de talento, su conservación y afianzamiento ha cobrado una gran importancia en la estrategia de desarrollo de las entidades. De tal modo, aspectos como la actitud, la satisfacción o el desempeño de los empleados es analizada y evaluada con el objetivo de mejorarlos y/o incrementarlos.
Las prioridades de los trabajadores han ido evolucionando con el paso del tiempo y la inserción laboral de las nuevas generaciones. Según datos del ‘Informe Tendencias de Talento’, elaborado por LLYC: “el impulso de los Zetas y sus reivindicaciones ha hecho que los profesionales sean más exigentes con sus organizaciones en cuanto a ética y sostenibilidad”. En esta línea, la paulatina evolución de la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) a los criterios sociales, de gobernanza y medioambiente (ESG) se ha acelerado ante la demanda de los profesionales de las compañías. No obstante, su desarrollo no se queda ahí, en el compromiso, sino que la materialización de sus pretensiones se vuelve fundamental para los empleados. En este sentido, que las compañías tomen partido y, sobre todo, acciones en cuestiones de índole social o medioambiental es una apuesta segura para lograr el orgullo de pertenencia entre sus integrantes. De tal manera, el voluntariado corporativo se erige como una vía idónea para aterrizar y dar forma a los propósitos de las organizaciones, a la vez que hacer partícipes a los propios empleados en su consecución.
Por otro lado, dentro de este contexto, es importante destacar el papel que desempeña el activismo corporativo en este sentido. Hace unas semanas compartimos con vosotros/as el streaming realizado por la Fundación Hazloposible, “Del Storytelling al Storydoing: Activismo Corporativo para generar confianza en tu marca”, con el objetivo de informar sobre qué es el, cuáles son sus objetivos o qué beneficios puede reportar, entre otras cuestiones. Y es que el activismo corporativo, en palabras de Joaquín Garralda: “la actitud proactiva de las empresas en la defensa de los valores sociales y medioambientales, más allá de sus obligaciones legales”, está estrechamente ligado al sentimiento de pertenencia, la fidelización de clientes, la diferenciación de la compañía y, especialmente, a la atracción y retención de talento.
En definitiva, podemos concluir que la evolución de las preferencias y prioridades de los empleados es un hecho que genera cambios tanto en la conciencia de las compañías como en las agendas de las mismas. Actualmente, ser parte activa y determinante en la generación de incidencia positiva es un reclamo.
Si quieres apostar por la retención de talento a través del voluntariado corporativo, no dudes en ponerte en contacto con nosotros y conocer de primera mano todas sus ventajas.
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