El cambio climático y la pérdida de biodiversidad son dos de los mayores desafíos de nuestro tiempo, con efectos directos sobre la economía y la competitividad empresarial. De hecho, el Foro Económico Mundial calcula que la pérdida de biodiversidad pone en riesgo el 50% de la economía global. Actualmente, hay un millón de especies amenazadas y el 79% de ese impacto corresponde a actividades de producción de alimentos, construcción, energía y minería. Sequías, fenómenos meteorológicos extremos o la escasez de recursos naturales impactan ya en cadenas de suministro, costes de producción y mercados globales.
En este sentido, el sector privado desempeña un papel decisivo. No basta con cumplir la normativa: las empresas están llamadas a convertirse en agentes activos de cambio, incorporando la sostenibilidad ambiental como un eje estratégico de su gestión y de su aportación a la sociedad. El voluntariado corporativo es la herramienta perfecta para que tu entidad pueda establecer alianzas a largo plazo con organizaciones que trabajan en esta problemática y conocen cuáles son las necesidades.
El voluntariado corporativo como palanca de transformación
El voluntariado corporativo permite canalizar el compromiso empresarial hacia la acción ambiental de forma estructurada, escalable y medible. No se trata únicamente de actividades puntuales, sino de un mecanismo de colaboración a largo plazo con ONGs expertas que conocen las necesidades del territorio y de los ecosistemas.
Además, se alinea de manera directa con:
- Estrategias ESG (Environmental, Social, Governance): reforzando la dimensión ambiental con acciones visibles y de impacto.
- Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): especialmente los vinculados a la acción climática, vida submarina y vida de ecosistemas terrestres.
- Exigencias regulatorias europeas: como la Ley de Restauración de la Naturaleza, que fija el objetivo de restaurar al menos el 20 % de sus zonas terrestres y marinas para 2030.
Ámbitos de actuación empresarial
Las compañías pueden contribuir al bienestar medioambiental mediante actividades de voluntariado tales como:
- Proyectos de reforestación, reciclaje y limpieza de entornos naturales.
- Retirada de especies invasoras y recuperación de biodiversidad autóctona.
- Construcción de refugios para fauna (cajas nido, charcas, hoteles de insectos).
- Talleres de sensibilización y formación para empleados sobre huella de carbono y hábitos sostenibles.
- Creación de huertos urbanos y jardines verticales que fomenten la educación ambiental y la autosuficiencia.
- Iniciativas de voluntariado digital, aportando conocimiento y apoyo remoto a proyectos medioambientales.
Un compromiso inaplazable
La restauración de la naturaleza requiere una inversión estimada de 700.000 millones de dólares anuales. Alcanzar esta meta global no será posible sin la implicación activa del sector privado. Las empresas, a través de sus programas de voluntariado, tienen la capacidad de movilizar recursos, talento y conocimiento, generando un doble impacto:
- Medioambiental, contribuyendo a revertir la degradación de los ecosistemas.
- Corporativo, fortaleciendo la cultura organizacional, la reputación y la fidelización del talento.
El compromiso con el bienestar medioambiental es hoy una decisión estratégica que diferencia a las organizaciones responsables y visionarias. Actuar ahora no solo es un deber ético, sino también una inversión en el futuro común. Si quieres conocer mejor las actividades y saber cómo impulsar la acción ambiental en tu empresa, no dudes en contactarnos.
FUENTES
